En el marco del Día Mundial de la Diabetes el cual se conmemora cada 14 de noviembre, una de nuestros expertos te brinda un panorama e información pertinentes para que amplíes tus conocimientos sobre este problema de salud pública en México y modifiques, si es necesario, algunos hábitos para prevenir esta enfermedad.
La diabetes mellitus (DM) se ha convertido en un problema de salud pública a nivel mundial, siendo la cuarta causa de muerte por enfermedades no transmisibles (ENT) en América.
Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2018-2019, el 10.36% de los mexicanos registrados sabe que vive con diabetes. Expertos en el área de la salud afirman que este es un problema serio para el país, pues el número de personas con enfermedades crónico degenerativas ha ido en ascenso en los últimos diez años, convirtiéndose en las principales causas de mortalidad en México.
Otro de los resultados que la Ensanut arrojó, fue que en 2012 la población de 20 años y más con diabetes era del 9.2%, es decir 6.4 millones. En 2018, el porcentaje subió a 10.36% que equivale a unos 8.6 millones de mexicanos, siendo el 11.4% mujeres y el 9.1% hombres.
El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) señala que, en el caso de la diabetes, los datos registrados son de aquellos pacientes que han recibido un diagnóstico, pero la cifra puede aumentar ya que existen muchas personas sin ser diagnosticadas. Además, resalta que existe evidencia que muestra que cada vez hay más casos de diabetes a edades tempranas.
¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una enfermedad crónica que se manifiesta cuando el páncreas no produce la cantidad de insulina suficiente o cuando esta no es utilizada de manera eficaz por el organismo. La insulina es una hormona que regula los niveles de azúcar en el torrente sanguíneo, entre otras funciones primordiales para la hemostasis del cuerpo.
El efecto de la diabetes en el organismo es la elevación de los niveles de glucosa sanguínea mejor conocido como hiperglucemia, dicho aumento puede llegar a provocar daños irreversibles en órganos y sistemas. Esta enfermedad se ha convertido en la principal causa de ceguera, cardiopatía isquémica, insuficiencia renal y amputaciones no traumáticas en miembros inferiores.
Las cifras normales de glucosa sanguínea en ayuno (GA) son de 60 a 100 mg/dl, cuando la GA está entre 101 y 125 mg/dl se denomina Intolerancia a la glucosa. Pero cuando esta sobrepasa los 126 mg/dl, siendo mayor en dos pruebas separadas o sobrepasa los 200 mg/dl después de haber comido, el diagnóstico es diabetes.
Otra prueba que se utiliza generalmente para diagnosticar diabetes es la hemoglobina glicosilada (HbA1c). Esta prueba sanguínea indica el nivel promedio de glucosa sanguínea en los últimos tres meses. Un resultado por debajo de 5.7% se considera normal, entre 5.7 y 6.4% es prediabetes y arriba de 6.5% en dos pruebas distintas se considera diabetes.
Existen varios tipos de diabetes pero los más comunes son: diabetes mellitus tipos 1 y 2 (DM1 y DM2) y diabetes gestacional.
La diabetes tipo 1 es aquella en la cual el sistema inmunológico se altera generando la destrucción de las células beta que son las encargadas de producir la insulina en el páncreas, este daño provoca la elevación de la glucosa en sangre y complicaciones a nivel sistémico. Este tipo de diabetes suele presentarse con mayor frecuencia en niños y adultos jóvenes.
La diabetes gestacional se presenta durante el embarazo en mujeres antes sanas, generalmente aparece en el segundo trimestre y en la mayoría de los casos desaparece después del parto. Después de las 24 SDG, la placenta aumenta la producción de algunas hormonas necesarias para el desarrollo del feto, sin embargo, en la madre producen resistencia a la insulina, y si el páncreas de la madre no es capaz de producir la cantidad de insulina suficiente, entonces se produce la hiperglucemia y se manifiesta como diabetes.
La diabetes tipo 2 es aquella en la que el organismo presenta inicialmente resistencia a la acción de la insulina generalmente provocada por la acumulación excesiva de tejido graso en el abdomen, estas células adiposas producen sustancias que bloquean los receptores de la membrana celular, lo que ocasiona que la insulina no logre accionar los mecanismos necesarios para ingresar la glucosa a las células, provocando el aumento de la glucosa en sangre.
Existen varios factores que alertan sobre la posibilidad de desarrollar DM2, como antecedentes de familiares directos con diabetes, tener sobrepeso u obesidad, acumulación de grasa abdominal, vida sedentaria, mujeres que cursaron con diabetes gestacional, mujeres con partos macrosómicos, personas de origen hispano, afroamericano, raza negra, asiáticos y nativos de islas del pacifico.
En etapas tempranas de la diabetes no suelen presentarse síntomas. Cuando los síntomas aparecen, generalmente incluyen sed excesiva (polidipsia), micciones frecuentes (poliuria), hambre excesiva (polifagia), cansancio y visión borrosa.
¿Cómo tratarla?
El tratamiento de la diabetes dependerá del tipo de diabetes y la etapa de la enfermedad, sin embargo como generalidad podría decirse que consiste en regular los niveles de glucosa en sangre mediante el consumo de fármacos orales, aplicación de insulina, la dieta y el ejercicio habitual.
En la diabetes tipo 1 el objetivo es mantener niveles normales de glucosa en sangre mediante el auto monitoreo de la glucemia, la insulinoterapia de reemplazo, la dieta y el ejercicio.
En la diabetes gestacional el tratamiento debe ser muy estricto para evitar complicaciones en la madre y el bebé. Debe llevar un plan de alimentación adecuado a sus necesidades, realizar actividad física diariamente y si no se logra la regulación de los niveles de glucosa sanguínea, será necesario administrar insulina según la dosis que el médico prescriba.
En la diabetes tipo 2 el tratamiento incluye alimentación saludable, hacer ejercicio con regularidad, reducción de peso (en caso de presentar exceso de peso), fármacos orales y/o aplicación de insulina.
¿Cómo prevenirla?
Como parte de las estrategias de prevención y detección temprana de la diabetes, la Asociación Americana de la Diabetes (ADA) recomienda exámenes de detección de rutina para diabetes tipo 2 en adultos mayores de 45 años de edad, personas menores de 45 años que tengan sobrepeso u obesidad y presenten uno o más factores de riesgo relacionados con diabetes, mujeres que han tenido diabetes gestacional, personas con diagnóstico de prediabetes, niños con sobrepeso u obesidad y que tienen antecedentes familiares de diabetes tipo 2 u otros factores de riesgo.
Si está en riesgo de desarrollar diabetes, es posible evitarla o retrasarla. Dentro de las estrategias que se deben implementar para lograrlo, está hacer modificaciones en el estilo de vida inclinándose hacia hábitos más saludables. Si se realizan estos cambios, no solo se logrará evitar la diabetes, también se obtendrán múltiples beneficios para la salud.
Dentro de los cambios que se deben hacer son:
- Lograr y mantener un peso saludable para la edad y estatura. El control de peso es primordial en la prevención de la diabetes. Se ha demostrado que la pérdida del 5 al 10% del peso actual disminuye la probabilidad de presentar diabetes. Cuando se busca perder peso es importante hacerlo de la mano de un licenciado en nutrición, ya que se debe promover que la pérdida de peso corporal sea de tejido graso, es decir disminución del porcentaje de grasa corporal y no de líquidos o masa magra.
- Seguir un plan de alimentación diseñado por un nutriólogo que sea adecuado a sus necesidades. Es de suma importancia que se logre llevar un plan de alimentación saludable, adecuado a los requerimientos de cada individuo. Que el plan busque no solo la reducción en el consumo de calorías diarias, sino que tenga un balance adecuado entre hidratos de carbono, lípidos y proteínas, además del aporte necesario de vitaminas y minerales.
Dentro de la dieta se debe racionar correctamente cada alimento, además hacer elecciones más saludables con respecto a los alimentos que se consumen. Por ejemplo, se debe evitar el consumo de grasas saturadas, grasas trans, hidratos de carbono simples, alimentos ultra procesados y con azúcares añadidos. Se debe procurar consumir alimentos de cada grupo alimenticio, incluyendo frutas, verduras, cereales integrales, leguminosas, alimentos de origen animal con bajo aporte de grasa, lácteos reducidos en grasa y sin azúcar añadida, grasas y aceites de origen vegetal. Sin olvidarse de consumir la cantidad necesaria de agua natural y evitar consumir calorías líquidas.
- Hacer ejercicio con regularidad. Realizar actividad física trae muchos beneficios para la salud, dentro de los cuales se incluye la pérdida de peso y grasa corporal, ganancia de masa muscular, fortalecimiento del sistema óseo, cardiovascular y sistema inmune, disminución de los niveles de glucosa sanguínea, colesterol y triglicéridos, incremento de la oxigenación del cuerpo, reducción de estrés y depresión. Todos estos beneficios ayudan a disminuir el riesgo de desarrollar diabetes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar 150 a 300 minutos de actividad física moderada o vigorosa por periodos de 10 minutos o más en el mayor número de días de la semana, procurando realizar dos días entrenamientos de fuerza y flexibilidad. Si no se ha estado activo, será necesario hablar con un especialista en actividad física y deporte para determinar el plan de entrenamiento adecuado a sus necesidades.
- Evitar el tabaco y alcohol. Fumar puede contribuir al desarrollo de la resistencia a la insulina, y desencadenar diabetes tipo 2, por lo que si se tiene el hábito de fumar será primordial dejar de hacerlo. El consumo frecuente y en gran cantidad de bebidas alcohólicas favorece la acumulación de grasa en el área abdominal y la elevación de los niveles de triglicéridos circulantes, incrementando el riesgo de desarrollar diabetes, por tal motivo es imperante evitar el consumo de bebidas alcohólicas.
- Descansar y dormir lo suficiente. El sueño es un factor importante para estabilizar los niveles de glucosa en la sangre. Se ha observado que las personas que duermen menos de 6 horas al día son más propensas a desarrollar diabetes tipo 2, y esto sucede debido a que al dormir poco por periodos prolongados se disminuye la tolerancia a la glucosa provocando su incremento en el torrente sanguíneo. Por lo que se recomienda establecer un horario regular para dormir, evitar el consumo de bebidas estimulantes del sistema nervioso antes de ir a descansar, evitar realizar ejercicio antes de ir a dormir, disminuir la frecuencia con se ve la televisión antes de dormir, cenar ligero y tratar de dormir sin estrés realizando algunas técnicas de relajación que contribuyan a conciliar el sueño.
Es importante recordar que la prevención siempre será la mejor estrategia a seguir y que la salud no es solo no estar enfermo, la salud es tratar de aprovechar al máximo las habilidades físicas y mentales, disfrutar de lo que tenemos a nuestro alrededor, cuidar nuestro cuerpo y ser felices. Mantener cuerpo y mente saludables es el camino más efectivo hacia una mejor calidad de vida. Por lo que mantener una buena salud debería de ser el principal objetivo de todos, y como lo dijo Hipócrates “Que la comida sea su medicina y que la medicina sea su comida”.
Autor: LN/EDD Alejandra Jiménez Zepeda, Asesora de prácticas profesionales en alimentación y nutrición poblacional, de la Lic. en Nutrición del Centro Universitario UTEG.