Un recién nacido requiere del contacto físico piel a piel con su mamá, y amamantar el bebé es como un instinto que forma un vínculo increíble entre ambos, el cual le brinda seguridad y también salud al pequeño ser.
La lactancia materna aporta nutrientes que contribuyen a la salud, desarrollo físico y mental del infante durante sus primeros meses de vida, indispensables para que se convierta en una persona adulta con habilidades psicomotrices propias de alguien saludable.
En la actualidad los riesgos que se corren con el contacto físico cercano pueden llegar a ser preocupante para los padres del bebé, sobre todo cuando se presenta algún malestar que pueda ser síntoma de coronavirus.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan continuar con la lactancia materna.
Aún si eres un caso sospechoso o confirmado de COVID-19, con síntomas leves, la lactancia materna sigue siendo una opción razonable para alimentar a tu bebé. Ya que es relativamente fácil disminuir el riesgo de exponer al bebé a las secreciones respiratorias maternas, con el uso de cubrebocas y el lavado cuidadoso de las manos.
Además, la leche materna contiene propiedades que no solo alimentan a tu bebé sino también lo protegen de enfermedades infecciosas.
Recuerda que puedes continuar con asesorías en lactancia, por vía correo institucional o de manera virtual informes: lactanciamaterna@uteg.edu.mx